Como todas mis cajas de cerámica, ésta también está llena de fantasía.
Tras la primera cocción convencional, realicé otra a fuego vivo en un bidón, cubriendo con barbotina de gres las partes de la pieza que quería dejar blancas.
El resto se ahumaron y ennegrecieron tal como el fuego dispuso.
Una vez más, el grato descubrimiento de lo que puedes domar, pero no controlar totalmente.
Gres. Alta temperatura
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